martes, 25 de junio de 2019

Soy Grande, Fuerte y Poderosa

CRÓNICA DEL MARATÓN CDMX 2018

Este año (2018) lo tenía visualizado diferente en el ámbito deportivo, y tenía metas muy claras, y finalmente así las logré. Invariablemente las llevaría a cabo, pero como siempre me ha pasado: "¿quieres divertir a Dios?, entonces cuéntale tus planes". a fin de cuentas me adapté al descontón de esta ocasión, me puse creativa y salí adelante.

El año inició con un cambio radical en mi vida, tuve que adaptarme a este, soltar personas, situaciones y sobrevivir el duelo más grande que hasta hoy (incluso más que el del Pachón) he tenido. Y no, no fue por Leonardo, el BBtuti, quien solía ser mi parejita de vida y aventuras, obvio, sí dolió, pero comencé a fluir rápidamente, lo que verdaderamente dolió fue lo que descubrí en el tiempo de catarsis que hice al revaluar y entender la razón por la que estuve demasiado tiempo en la inercia de esa relación, me vino brutalmente la luz al darme cuenta de la mujer (YO) que dejé ir en ese tiempo, y eso ¡sí que dolió! A fin de cuentas, hallé la forma y comencé a funcionar y fluir de una forma increíble y con una energía física y mental como nunca imaginé.

Tenía muy claro antes de la ruptura que no gastaría energía en carreritas en Reforma este año, prefería estar completamente enfocada en mi meta "Hacer mi mejor Maratón" -hasta hoy-, solo me tenía la concesión del medio del Día del Padre y a reserva de cómo me fuera sintiendo. Y así comenzó:

Inicié mi programa de entrenamiento desde febrero para el Maratón por My Asics, y le fui dando variaciones con miras del medio maratón. Esta ocasión en la pretemporada le agregué trabajo de fuerza en circuitos y ahora sin chicote que me limitara, me aventure a hacer montaña, conocí corredores increíbles y muy compartidos, que me enseñaron rutas en la Sierra de Guadalupe, comencé a experimentar situaciones increíbles y mi "puerquecito" lo agradecía y respondía cada día más. Quizá la emoción me hizo llevarme a mi límite y me lastimé un tendón del pie izquierdo, lo atendí de inmediato, y me dieron luz verde para continuar entrenando, persistió el dolor y lo ignoré por dos semanas, ese fue mi error, llegó el medio del Día del Padre, y ya tenía lesión, lo corrí así y agravó. A pesar de eso, no me fue nada mal en el medio, pero sí
tuve un susto tremendo. Me atendí y me dieron descanso completo por dos semanas, aunque me preocupé mucho, decidí no clavarme y preferí ocuparme, descansé de trotes, pero, comencé con natación, hice fuerza sin meterle peso al pie y bicicleta y me ayudó a mantenerme y despejar los miedos. Tuve cuatro terapias, en las cuales fui muy obediente en las indicaciones del doctor. Poco a poco fui regresando a los entrenamientos, los fui adaptando a como iba sintiendo mi pie, escuchando todo el tiempo mi cuerpo, teniéndome paciencia, y sobre todo logré mantenerme positiva  y enfocada a pesar de que estaba en riesgo el Maratón. En la semana en que se iniciaban las distancias aún no estaba lista, pero me autorizaron a regresar a correr, aunque no la distancia que correspondía, solo
hice 12k, aún así me sentí muy feliz de poder hacerlo. Después de eso,  ya no paré, y logré hacer todas las distancias, incluso hice la distancia más larga y en mejor tiempo que había hecho en mis anteriores cuatro maratones, eso me dio una alegría increíble y la plena seguridad de que lo lograría.

Lo que en esta ocasión me ayudó a no dejarme caer por las vicisitudes que se iban presentando, fue que me decidí a fluir los cambios, disfrutarlos, vivirlo intensamente -aún cuando algunos dolieran- y me hice consciente de la mujer que soy, lo tremendamente abundante que soy y comenzar a agradecer todo eso. En todo ese proceso, encontraba la forma de divertirme todo el tiempo, me cree choros  y juegos increíbles y comencé a jugar con mi mente como nunca lo había hecho.

Finalmente llegó la semana previa al gran evento, y había que ir por el kit y para no perder la bonita costumbre fui el primer día, invité a mi hermano y nos fuimos los dos a la expo, me divertí como nunca lo había hecho, me tuvo paciencia en el momento en que entré en pánico porque no encontraba mis geles, nos dedicamos a comprar cositas, ver toda la ropa y souvenirs; él hizo corajes con los precios exagerados y mala calidad de lo que venden (él tiene su negocio de diseño y hechura de ropa deportiva). Tuvo la súper paciencia de buscar en el muro de corredores mi nombre y ¡lo encontró!, nos tomamos fotos y me tomó fotos increíbles. En esta ocasión, a diferencia de las anteriores expos, no iba lastimada, no me dolía nada, así que pude caminar, correr y brincar en todos lados, amé compartir este tiempo con el Chaparro, bromeamos, y recordamos a Pachón, imaginamos lo divertido que hubiera sido si él estuviera con nosotros, con lo loco y sin pena que era. Ya que nos íbamos, nos encontramos al "Conde" Andrés, platicamos y nos tomamos la selfie. Nunca creí que mi primera experiencia en Maratón pudiera quedar opacada y sí, hasta este día de la expo, esta ha sido la mejor.



Las dos semanas previas al Maratón, sentía ¡tanta hambre!, que de verdad apenas y me llenaba, y la semana previa me "nutri" con fe, o más bien, creo me "sobre nutri" y eso, creo que fue lo que me pasó factura en el Maratón ¡zaaz! Ahora recuerdo, y muero de risa. A pesar de esta equivocación, lo cierto es que en esta ocasión, logré crear la mejor versión de la Mini hasta ahora, y también sé que la puedo pulir aún más.

¡Me hizo dos playerucas!
De nuevo como en el maratón de la espantosa X, mi hermano me hizo mi playera, pero hoy fue muy especial, me hizo un diseño de una caricatura de la MINI y hoy curiosamente la quería de fondo blanco, y la organización me sorprendió con que la playera del evento sería blanca ¡osh! Me tuvo paciencia de nuevo y le hizo un cambio multicolor y quedó bien bonita mi playera que usaría en el evento, no la probé, la estrené el mero día y ¡zaaz! Súper cómoda y fresca, yo me empapo completa cada que hago maratón y en esta ocasión para nada me pesó la playera, se seca rapidísimo, muy suave su textura y el color impreso bien bonito, tiene un ligero brillito la tela que luce aún más. A fin de cuentas, me enamoré de mi playeruca Soul Shirts Sports

Llegó el sábado y organicé a mis amiguitos de la pistita para vernos con la playera y convivir un rato en la mañana para desearnos suerte en nuestra carrera y ponernos de acuerdo cómo nos iríamos. No pudieron ir todos, pero aún así los pocos que fuimos sacamos el estrés y la emoción, mi pupilo el Señor Enrique nos llevó sándwiches y pasamos un ratito genial. Toda la tarde descansé y comí -ja ja ja- seguía con mi hambre, preparé todas mis cosas y me fui a dormir hasta las 11 de la noche, pero el día anterior dormí con fe, así que no me preocupaba.



Añadir leyenda

Llegó el gran día, sonó la alarma y mi día comenzó ligero y feliz, me preparé, desayuné, y me fui al evento con mis amigos, lo cual me relajó aún más, en el trayecto, reí muchísimo -hasta las lágrimas- con una anécdota que me contaron. Llegué justo a tiempo, todos teníamos brazalete diferente, ellos son mucho más rápidos que yo, así que decidí respetar en el que me tocaba y me fui a mi bloque azul. Dejé mis cosas en paquetería, me metí a mi corral y comencé a calentar, me encontré a Citla, nos saludamos y deseamos buena carrera. Me fui colando y colando para posicionarme mejor, ahí vi a Fafo y nos saludamos. Intentaría irme a su ritmo, pues él fue designado pacer del tiempo 4:40. Esperé casi una hora para salir, me amaneció ahí, me relajé y escuché música, de repente comenzó a sonar esa canción que me encanta "Drive/Incubus" y me entusiasme, comenzaron a llegarme todas las palabras bonitas que muchas personitas me dedicaron, agradecí y disfruté mientras caminaba hacia el arco de salida a comenzar mi aventura y repitiendo mi mantra de este año "SOY GRANDE FUERTE Y PODEROSA".


Ya en la ruta me fue imposible no dejar de sonreír, al menos en la primera parte, escuchaba y veía las porras, todo el tiempo me repetía "lento y constante", esta frase la tomé de un episodio de Maratón Man, las semanas previas veía películas y programas que motivaran, elevarán mi emoción y enfoque. Mi cuerpo se había grabado el ritmo al que debía ir, así que no me fue tan difícil gobernarme. La primera sorpresa ya estando en Reforma, escuché el grito de "¡Miniii!" Volteo y encuentro ya de vuelta a la poderosísima Súper Sam, me emocionó verla, mi primera reacción es mandarle un beso en agradecimiento a toda la buena vibra que me ha dado siempre desde que nos conocimos, nos saludamos y despedimos de lejitos. Seguí con mi alegría ensanchada. Entramos a Mariano Escobedo y veía y escuchaba mucha bulla y descubro que ahí estaba Alfanni, corrí y salté frente a él. Después encontré a Peluches y grité ¡Ánimo!, y me distraía haciéndome consciente al reconocer y recordar la ruta, pronto llegué al puente de Thiers y fue mi primer autocontrol al decidir subir lento y constante, ahí por fin vi a Fafo, el rabbit del tiempo de 4:40, corrí un tramo con él,  pero, comenzó el anuncio de una ligera incomodidad en mi cuerpo con un aún pequeño dolor estomacal, respire y apreté, trate de relajar y no engancharme en el sufrimiento. Luego me alcanzó Citla y me dio ánimos, corrí un tramo con ella mientras la incomodidad se agudizaba y la ignoraba. En Antara encontré a Carla, la saludé de lejitos y continúe. Llegué al Soumaya y  me sorprendió los acordes y coros de "México lindo y querido" con el Mariachi y el ballet folklórico, sentí tantas ganas de pararme a bailar, incluso paré un poco en lo que sacaba el celular para tomar fotos, pero la emoción me ganó y comencé a llorar, esa canción siempre me saca las lágrimas.


Continúe, pero ahora ya con otra incomodidad, ya sentía ganas de escala técnica, lo venía ignorando de kilómetros atrás, odio cuando mi cuerpo me juega chueco ¡osh! Con mis amigos, dejamos la camioneta en la casa de uno de ellos por Misterios para tomar taxi desde ahí al zócalo, y en su casa habíamos pasado todos a escala técnica, en corrales no sentí ganas y hasta como por el kilómetro ocho comencé a sentir la necesidad. Vi las colas inmensas en los baños y no quise parar, me fui aguantando, y me repetía "aguanta al medio y ahí buscamos baño", quería llegar al chequeo del medio y de ahí correr a Antropología -ja ja ja ja- y pues me alejé más y ya no me salio el plan, pasé el medio y ya en Reforma se agudizó increíble el dolor estomacal, recuerdo que al inicio pensé que era la banda del medidor de fc, y me detuve rápido a aflojar un poco la banda, se ha dado a veces que me molesta sentirla apretada y me provoca dolores en la boca del estómago, la aflojé y no, no era eso, continúo el dolor, ya había tomado el retorno y justo frente a Auditorio tuve que parar porque el dolor me dobló, algunas personas me auxiliaron, me recuperé un rato y continúe. Creí que era dolor de caballo y lo traté así, se calmaba un poco apretando justo en el área del dolor y bajando el paso. De la marca del medio a la siguiente fue el paso más lento que registré, porque fue en donde el dolor de verdad se sintió muy fuerte.

Entré a Chapultepec, y recordé los baños que hay ahí, salí de la ruta y me dirigí a ellos, perdí tiempo ahí, pero creo que menos que el que hubiera perdido si me quedo en la fila enorme de los portátiles. El dolor que sentía era muy raro, una mezcla entre retortijón y dolor de caballo y además el de sentir la vejiga llena y estar apretando para no orinarse entre cada zancada. Sentí un poco de alivio después de ir a la escala técnica del no. 1 -ja ja ja-  Me tenía muy desconcertada ese malestar, nunca había sentido algo así. Ya que volví a entrar a la ruta de Chapultepec y sus incómodos adoquines, me preocupó mucho mi tiempo, así que le perdí el respeto, y ahí corrí lo más rápido que me era posible, había que recuperar el tiempo perdido, solo paré rápido porque comencé ya a sentir la fricción entre las piernas, y antes de que rozará preferí aplicar vaselina, pero no podía abrir mi contenedor chiquito que siempre cargo, le pedí a un policía que me auxiliará a abrirlo y muy amable me ayudó. Casi llegando a la salida de Chapultepec, me encontré a German @morfitomx lo saludé y animé.

Salí de Chapultepec a Reforma y aproveche que el dolor se había calmado bastante, corrí más rápido, pero cuidando de no quemarme, llegué a Insurgentes tomé la glorieta y me sentí entera ahí, no pesó para nada la subida, ya di vuelta en Avenida Chapultepec y vi la estación de hidratación de gatorade, y tomé un vaso, en esta estaba muy concentrada la isotónica y no le vino nada bien a mi panza de nuevo, volvió el dolor, me obligó a bajar de nuevo el paso, ahí decidí ya no tomar gatorade, solo tragos muy pequeños de agua, hasta mi gel que me encantó y me vino tan bien en mis distancias, comenzó a molestar también, traté de no desesperar, solo bajé un poco el paso, pausé la música y decidí entretenerme con las porras de la condesa, aproveché la generosidad de los voluntarios ahí, y comí nutella, plátano, tomé jugo de piña y me ayudó muchísimo. El dolor fue cediendo. Sentí que llegué rápido a Nuevo León, no me pesó para nada la subida y me sentí feliz, era menos lo que faltaba. En Insurgentes alguien daba sandía y tomé un trozo pequeño, me alivió la sed y sentí energía. Recordé que Adri estaría entre los kilómetros 35 y 36 y la fui buscando, en cuanto la vi corrí a saludarla y darle un abrazo, de ahí me acompañó por cuatro kilómetros en los que me ayudó a distraer la mente y establecer un mejor ritmo, fue mi angelote ¡Muchas gracias!
Platicamos en ese inter, y llegamos al kilómetro 37, le comenté es el kilómetro de Pachón y me tomó fotos muy bonitas, más adelante en el kilómetro 38 mi hermano que venía de su juego me vio y gritó, corrí a abrazarlo, me cargó y dió vueltas, al hacerlo me apretó y regresó el dolor de estómago, además al cargarme aflojaron las piernas y sentí cómo se formaba el nudo en cada pantorrilla, le pedí que me bajara y comencé a sentir mucho dolor ¡ay! ¡Amores que matan! -ja ja ja- me despedí y continúe, nos fue siguiendo y nos tomó fotos a Adri y a mí.

Llegamos al kilómetro 40, en el que mis padres estarían, primero vi a mi Papaito, corrí a saludarlo y luego a la patita, hasta ahí tomé líquido, un trago largo de suero que me devolvió el alma al cuerpo, me despedí de ellos y Adri también se despidió de mí, me dijo: "¡no aflojes y cierra!" Y me dispuse a hacerlo, emprendí el camino hacia la meta, tan solo eran 2.195 kilómetros, los cuales tenía que imponerles ritmo, sabía que sería doloroso y había que aguantar. Después de despedirme, comencé a correr, llegué al 41 y adelante de este dolió tanto que me detuve y caminé ¡me estaba rajando!, mi cuerpo ya no quería, y ahí recordé mis entrenamientos, la friega que me metí por meses, cómo superé la lesión del pie, no salí a bailar con la tropa por mis entrenos, cómo hasta dejé el pan que tanto me gusta. Luego llegaron a mi mente las personas bonitas que estuvieron conmigo y al pendiente animándome, y me dije: "¡No inventes Mini!, te metiste una friega como para rajarse ¿ahora?, no se vale, rómpete la madre y después descansas todo lo que quieras, ¡métele wey!" -así de tierna soy conmigo, iba por tiempo y ya quedaba poco-. Retome, comencé a subir esa última pendiente de CU, luego viene la bajada en la que no solo me dejé llevar por la inercia, la corrí, pero ahí de verdad que es complicado, te encuentras con el muro de personas que ya van muy mal y otros que caminan en grupo con sus apoyos personales, te queda poco espacio para esquivar y no hay de otra, embestí a varias personas y corredores cuando ya no quedaba espacio y ni girando el dorso y hombros para no golpearlos, sí les tocaba un poco. Eso agotó más, ya logrando entrar en el estacionamiento volví a bajar de nuevo la velocidad en la última curva antes de entrar al túnel, ya estando en este y aún cuando me encantó ver cómo quedó ambientado, no paré, me preparé para subir el tartán, y una vez ahí, ni me perdone, cerré como si fuera por un touchdown, no quise ver el reloj, solo me enfile a la meta y llegué, no recuerdo si alce brazos, el punto era parar reloj lo antes posible, lo que sí recuerdo es mi expresión al cruzar y voltear a ver el reloj y darme cuenta de que lo logré: "¡A huevo, lo logré!"

Caminé un poco y me llegó el cansancio y la emoción, me apoye en las vallas y comencé a llorar a grito abierto, alguien me consoló, y ya seguí caminando, me tome mi selfie y le pedí a alguien que me tomara foto, fui por mi kit de recuperación y medalla.

Estando ya en el área de recuperación, me llama el Chaparro preguntándome en dónde estaba, yo creí que él ya estaba con mis padres en el kilómetro 40, me sorprendió al decirme que se encontraba en las gradas del estadio, resulta que desde donde lo había visto, corrió detrás de Adri y yo. Llegó al estadio y entró a las gradas en donde pudo verme cruzar la meta, me dijo que en cuanto llegó arriba yo iba saliendo del túnel y vio mi cierre, literal. Ya después del show de recuperación, nos pusimos de acuerdo y regresamos juntos al km 40 a encontrarnos con mis padres.




Después de estar pensando y recordando todo lo que viví en este maratón, indudablemente, sí se la mata al primero, ¡claro, que el primero siempre será especial! Pero esta ocasión, no sólo reencontré a la Mini que atesoraba, sino que ¡la mejoré! De principio, desde entrenos, expo, maratón e incluso la semana posterior, ha sido más que genial, divertido, fluido, tranquilo, todo bonito y feliz. Claro, tiene que ver principalmente la actitud, la experiencia adquirida y tu entorno. Hoy por hoy, estoy muy agradecida por la enorme abundancia que tengo. Cerramos este serial y ya veremos qué sigue, no hay prisa, hay prioridades, sigo corriendo obviamente, pero me gusto dejar de "huelemolear" en carreritas en Reforma, me sigo con mi gusto de correr por experiencias que me aporten y no me desgasten en vano, me funcionó la fórmula, estoy entera, sin molestias y ya lista para darle a lo que sigue.

¡CÓMO JIJOS NO!


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