domingo, 23 de junio de 2019

Medio del Día del Padre la 3a no fue la vencida

Por todo un año tuve guardada está crónica, no sé por qué. Pero, ya es el tiempo de liberar las letras de felices kilómetros...

De nuevo en el medio del día del padre, por tercera ocasión. La carrera muy dentro de mí la tenía contemplada en este año, todo dependía de cómo me fuera a sentir. Tenemos nuestra historia. En las dos ocasiones anteriores, me ha ido muy bien. 2013 es mi RP (1:58:27) y el 2016 (1:59:53) ambos  sub 2:00 hrs y el segundo después de lesión. El año pasado quería correrla y no pudé, al final vendí mi inscripción. Hoy, sin presiones, me aventure a correrla de nuevo, con la misma alegría de la primera vez, solo que con un gran susto de por medio.

Comencé a entrenar el medio con miras de tal vez correrlo o no, no importaba mucho. faltando tres semanas me animé y me inscribí, ya había hecho la mayoría del programa y me venía sintiendo muy bien. El plan para el maratón ya lo había comenzado, pero me enfoque en las últimas semanas a esta prueba. Me había estado molestando un dedito del pie izquierdo, me lo atendí y autorizaron a continuar, persistió el malestar y terminó por convertirse una tendinitis crónica después de hacer la carrera. Sin embargo, antes me llevé un tremendo susto.
Llegó el día de entrega de paquetes, fuí por el mío, con molestia de mi dedo. Esa semana había bajado bastante el ritmo, solo había hecho el entreno de velocidad y me entregué con ganas, me cansó mi pie. En la expo, hice todo lo normal después de que me entregaron mi kit, me fui a bobear, pasé a comer al stand de Itallianis, hice amiguitas y continúe. Me tomé fotos por aquí y por allá, saludé conocidos, me compré una visera, geles y gomitas. Pasé a el stand de nutrición, me hicieron la medición y voy muy bien, 50.1 kg la grasa aún está alta, pero más baja a comparación de hace dos años, me sentí contenta.
Luego, recordé que había stand de vendajes y doctores, decidí pasar a que me dieran opinion de mi pie, grave error, me topé con pseudo "doctor" que sin más pruebas que el relato de cómo comenzó la molestia, el cual lo interrumpió con dos preguntas (cuántos kms a la semana y si tengo coach), después dió un fuerte apretón a la zona de dolor, y ahí diagnóstico FRACTURA. En ese momento, hice puchero, me salio la lagrima y continúo con su actitud déspota. Se dió la vuelta y me dejó con la palabra en la boca. Me calcé y salí con la moral por los suelos. Ya no quise ver más y salí de la expo super triste.

Me encontré en la salida a una amiguita que admiro mucho, platicamos y me desahogue, me alentó y nos despedimos.

Intenté sacar rx, pero requería orden de las tomas, para no hacer el cuento largo, no me las tome y me fui a casa a llorar. "De nuevo la pesadilla del año pasado, ¡no era posible!, ¿por qué me pasa esto?" Consideré no correr, para qué me arriesgo, luego, me dije, "Ya entrenaste ¿no? Rómpete la pata y la madre en esto, liberate, si tiene que pasar, pasará y ya". Y con esa actitud desperté el sábado, hice a un lado los pensamientos negativos, ya no seguiría la estratégia, el sub 2 hrs ya no era importante, el punto era terminar y rogar porque no se fuera a romper en plena carrera. Me recuerdo mandando pensamientos e imágenes de energía curativa a mi pie, "aguanta piecito, por favor, no te rompas" jajajajaja yo y mis choros! Hoy me río, pero de verdad qué angustia sentí. Ya en la noche, medio cene, no tenía hambre, tampoco comí tanto, no tenía ganas. Preparé mis cosas, el outfit que seleccioné fueron presentes llenos de pura buena vibra, la camiseta me la había dado mi hermano, la gorra mi cuñis, mis tenis y calcetas me los dí yo y son con los que mejor me siento. Me dormí con música de mantras para calmar mi mente y proyectarla a que sería un gran día.

El domingo desperté ligerita, decidida y muy optimista, mi papaito al verme tan angustiada, decidió acompañarme, me vino genial su compañía, platiqué todo el tiempo camino a la carrera. llegamos a CU y ya estaba el tráfico, nos pusimos de acuerdo en dónde lo vería, y me bajé una estación antes de perisur, le dejé todas mis cosas y me fui corriendo desde ahí, estaba fresco, pero rápido entré en calor. Estaría cruzando apenas el puente, escuché el disparo y vi salir a los elite. Para no variar ya tenía urgencia de escala técnica, no alcanzaba a llegar a los baños, con la pena y actitud de ahí les voy -jaja- me metí al hotel, me desahogue. Busqué entrar a los corrales y me fui colando poco a poco hacia adelante. Casi enseguida ya estaba cruzando el arco de salida y yo me sentía feliz. Por cierto, hasta ahí, no sentía molestia alguna de mi pie.
Ya estaba en la ruta y sentía y escuchaba latir mi corazón de felicidad, en las anteriores veces no había puesto atención en la hermosa vista de los volcanes, hasta hoy, de verdad qué fue hermoso, me emocioné y estuve tentada a parar a tomar foto, pero no quise perder ritmo, hoy la pienso que quizá me hubiera caído bien, me sentía tan contenta de estar en la carrera, que me emocioné y me dejé ir, llegué al km 1 y me dije vas muy rápido, trataba de bajarle, pero no me era posible, mis piernas no me obedecían. Llegué al km 5 en 26:57, al kilómetro 10 en 55:14 y ya me había dado cuenta que me había quemado ¡zaaz! En el retorno, había casi enseguida zona de hidratación, me detuve, literal, a descansar y tomar agua, todavía mantuve un poco el ritmo hasta el km 13, después ya bajó, alcancé a marcar en la marca del 15 1:26:35, pero ya sentía cansancio, y todavía
faltaba la pendiente más ruda. Lo que me alentaba era que hasta ese momento, no había sentido molestia alguna de mi pie.

Continúe, y pude ver a lo lejos la pendiente, pensé que era la última, me desconcertó, no la recordaba tan cercana, aún así me emocioné y me enfile hacia ella muy decidida, recordé los diálogos de la película McFarland: "Quiero llegar al punto en donde puedas ver una colina y te emociona y si es más alta mejor" y con ese pensamiento la subí, no la sentí para nada pesada, me dio mucha alegría, me di cuenta que los entrenamientos en la Sierra de Guadalupe y los de velocidad me han ayudado bastante. También me di cuenta, que me enfile tan decidida que sí me significó un desgaste, me comencé a sentir verdaderamente cansada. Paré un poco a tomar aire, me sentía ya muy agotada, continúe, y luego a lo lejos visualicé la pendiente que recordaba, no la que acababa de hacer, ¡Por Dios! Me dije, me quemé en la anterior y es esta la ruda, luche por sacudir las ideas negativas, traté de traer los mismos pensamientos de McFarland y me costó trabajo, pero no desistí, obviamente después de terminarla me sentí muy agotada, comencé a rogar porque ya acabará, me llegó la desesperación como 100 metros antes de la vuelta a perisur, y me detuve, alzo la vista y veo que está súper cerca ya el retorno, me sacudo el drama de cansancio y la desconcentración y me enfilo ya para la meta, doy la vuelta a la avenida Zacatepetl y enseguida veo a Alfanni con su cámara, lo saludo y en ese momento no me percaté que mi Papaito estaba ahí tomándome foto. Traté de ir lo más rápido posible ya quería terminar la tortura, rápido llegué al retorno y recordaba el incómodo adoquín, así que comencé a prepararme para sortear los que estuvieran sueltos, y cuál va siendo la sorpresa, que esta ocasión movieron la meta casi enseguida del paso a desnivel, esa parte se me fue rapidísimo lo cual agradecí, a pesar del cansancio, llegué con suficiente aire, o sea que mi cansancio fue más bien mental y sí físico, pero tampoco como para el drama que me hice sola. Alcé los brazos y agradecí terminar una vez más esa meta, no en el tiempo deseado, pero tampoco me fue tan mal, terminé en 2:06:58.

Finalmente esta ocasión no era con la idea del año pasado, Pachón y yo estamos en paz, mi Papaito está contento y trato de día con día enorgullecerlo. Esta vez fue por puro gusto de hacer felices kilómetros y aunque siempre puede haber sorpresas, la actitud y ganas de pasarla chévere es la que dictó el día, disfrute, me exigí sin llegar a ser suicida, había que guardar dedo para el maratón, tenía clarísimo que había que atenderse, pero un paso a la vez. Continuemos en este camino lleno de altibajos, limpiando nuestro entorno de cosas tóxicas, abrazando y agradeciendo todas las personas y experiencias que suman. Y sí, hice felices, muy FELICES KILÓMETROS.



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