jueves, 25 de abril de 2019

Tormentas


Hablemos de tormentas, pero de esas que te quiebran, te deshacen, te rompen tu esquema. Y en el tiempo en que te construyes nuevamente, simplemente te sobran tornillos y tuercas.
En su tiempo, reniegas, y te dueles tanto, que odias, gritas y maltratas a tu esencia, luego... simplemente llega la calma. Descubres y válidas que lo que se fue con la tormenta eran energías caducas, que lejos de aportar te restaban.

De principios y finales está llena la vida. Es un constante cambio de períodos de aprendizaje, unos cortos, largos y muy largos que los sientes y algunos los vistes de un 'por siempre'. Quizá, estos últimos sean un poquito los que más duelen.

Hay quien fluye con los cambios como pez en el agua, yo diría que son los menos, me atrevería a contarlos con una mano. Otros, lo simulan, sin embargo, van con el mismo patrón por toda su vida, encontrando los paliativos para adormecer 'su vida' -si es que así se le puede llamar-. También están los que aprenden de ellas (la mayoría), en sus diferentes ritmos y tiempos, muy cortos, cortos y largos tiempos; la longitud de los tiempos va en acorde a su valentía de enfrentarse a su esencia y romper sus fantasmales esquemas;  pero al final terminan entendiendo el '¿por qué?' o ´¿Para qué? ´de la tormenta.

Y en el periodo de reconstrucción, en donde te han sobrado esos tornillos y tuercas, muchas veces no sabes qué hacer con ellos. Algunos los tiran, pues simplemente ha acabado su energía. Otros, los guardan, con la esperanza de reacomodo, y así van con sus lastres y apegos, hasta que se sienten listos y algunos de a poco liberan.

En la primera parte de mi proceso, me preguntaba qué hacer con los tornillos y tuercas que me habían sobrado en mi reciente reconstrucción, me pesaban mucho, pero sentía culpa de liberar algunos. Luego, sin pedirlo llegó el remedio, así, un rayo de luz cayó e iluminó con una reveladora plática que tuve, que me abrió los ojos y entendí que no había por qué tener culpa alguna, su energía había acabado, aunque algunos aún pudieran tener una vida útil, pero para alguien más. Para mí, solo me quitaba espacio de libertad, y sin pensarla más liberé lastres, me deshierbe en forma física como espiritual y comencé a fluir...

En cuanto mueves las energías, comienza tu entorno a cambiar, tu perspectiva se amplía, respiras cada vez más profundo y tranquilamente. La conciencia que adquirí de mí misma ha sido un descubrimiento increíble. Hoy por hoy, me siento muy feliz con eso, me siento muy orgullosa de mí, me descubro muy valiente confrontando a mi real yo. Reconectando y  reencontrando esas partes que había olvidado, hoy las abrazo profundamente.

Dos años de profunda tormenta, uno, por la partida de mi hermano y mis culpas, y cuando logro cerrar y hacer conciencia de ese ciclo, me percato que de algún modo renací, simplemente ya no combinaba con el entorno, mi percepción había cambiado, sin embargo, seguí con mis miedos y me mantuve ahí, aunque ya no estaba cómoda, pero me empeñaba en buscarle solución, sin darme cuenta que continuaba dando pasos en retroceso. 

Finalmente, al fluir diferente, incómodas a los que están estáticos, y son ellos los que te sueltan, aunque muy dentro de ti significa una gran liberación, los apegos que has desarrollado te hacen sentir dolor, y al hacer conciencia de todo lo que entregaste y estabas dispuesta a entregar, se convierte en un golpe frontal que de inicio no sabes cómo confrontarlo, ahí viene otra etapa que hay que descubrir cómo superar.

Dicen que toda batalla que te llega es porque en ese momento eres perfectamente capaz de enfrentarla y salir victorioso. Aunque no lo percibas así, sin embargo, estas son los grandes regalos que te da la vida. Y así también, llegan las personas y medios correctos que te brindan las herramientas para librar la batalla. Momentos perfectos en que todo es sincronía disfrazada de caos.

Dualidades. Reconocer que estamos conformados por luz y sombra. Ambas nos definen. Ninguna de las dos son buenas o malas, simplemente están ahí como una fuente de inmensa información de la percepción del momento que vivimos.

De quiebres y revelaciones increíbles que te liberan, de dejar sentir vergüenza por tu sombra, tan solo te marcan la pauta por trabajar, somos humanos, sentimos y vivimos intensamente, unos más, otros menos y otros aún no toman conciencia, quizá no quieren y no les hace falta y también es válido, cada quien tiene su propio camino...

Y yo, encontré el mío, reconocí mi sombra, la liberé y ahora me encuentro en el proceso de hallar el cómo trabajarla. Así es la vida, un constante movimiento de descubrimientos y reconocimientos, procesos y procesos en el que vas aterrizando el hermoso y complejo ser que cada uno es.










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