jueves, 28 de diciembre de 2017

Pachón y El Coloso

El pasado 6 de agosto, hizo un año exactamente en que visité al Coloso de Toluca, ese día fue épico, no solo por la carga emocional que traía por la inesperada partida de Pachón seis días antes, si no porque el caprichoso coloso, nos recibió con una tormenta increíble, fue como si él proyectará todo mi pesar, nos cayó agua nieve, el viento era impresionante e inclemente, niebla que apenas podías ver a un metro delante de ti, y qué decir del frío más horrible que he sentido. Todos mis compañeros y coaches me trataron increíble, tuvieron la infinita empatía de entender lo que me pasaba y que en ciertos momentos necesitaba compañía y en otros mi espacio.
Me paso algo muy curioso ese día; no era la primera vez que iba al Nevado, y justo ese día, vi por todo el camino cruces, recuerdo haber pensado, ¿¡Tanto muerto ha habido aquí!?, posteriormente en otras visitas me di cuenta que eran imágenes proyectadas por mi dolor de ese día.

Ese día platiqué mucho con mi hermano, sentí un poco de miedo por la fuerza de la naturaleza de ese día, sin embargo, me sentí arropada por Pachón, en una parte que quedé sola corriendo en las laderas del Coloso, llegó un aire fuerte que rebotó en las rocas y me envolvió arrastrándome al desfiladero, y tuve que correr lo más rápido posible para no dejarme arrastrar.
Ese día no fue todo tristeza, de hecho, fue más alegre, divertido y en cierta forma liberador de todo mi pesar. Simplemente era mi forma de continuar y evadir el quedarme en el sufrimiento en forma dramática, no sé si fue lo mejor, porque tarde que temprano tienes que enfrentar lo no resuelto, pero, esa forma me funcionó justo a seis días de su partida. Finalmente terminó el año, mi familia y yo continuamos con nuestras vidas y sintiendo un poco de sosiego a nuestra pérdida.

Por mi parte, dejé de sentir tanto dolor físico y comencé a plantear las metas deportivas del año, de forma, no sé si soberbia, pero muchas de ellas supongo que aún no eran el tiempo y lejos de aportar cosas positivas, el dedicar tanta energía en ellas me restaban energía para lo importante, el mantenerse en esa energía cuando no es el momento o la forma, te comienzan a llegar señales de aviso de que no es por ahí el camino, yo no estuve abierta a ellas, así que las ignoré y me llegó mi "estate quieto" (lesión por un tropiezo en la montaña), me enojé y llené de odio con todo y todos a mi alrededor, comencé a repartir culpas, y no tomé mi propia responsabilidad, obvio, tardé más en sanar.

Frustrada porque no podía cumplir mis objetivos deportivos, pero sobre todo, muy apenada por no poder cumplir mis promesas hechas de forma interna a mi hermano, era la forma de tapar mis propias culpas, su partida tan inesperada, no me dio el tiempo de resolver lo que teníamos él y yo. El hacerle promesas para honrarlo, era la forma de decirle cuanto le reconozco y agradezco lo que me aportó y que sentía mucho no poder hablarlo en vida. Que fuimos unos necios -ambos- por no hacer a un lado nuestra soberbia y decirnos lo mucho que nos queremos y nos admiramos. Finalmente, los días llenos de odio pasaron y comencé a sanar.

Son extrañas las formas en que la vida te ubica en tu sitio correcto, porque tienes que tener un encontronazo muy necesario y definir prioridades, valorar y reconocer tus fortalezas y enfrentar tus carencias y debilidades. Cerrar círculos, reconocer y agradecer a tus maestros de vida. #LoSientoPerdónameTeAmoGracias  

En un paréntesis que me di en lo que sanaba físicamente, retome un proyecto que había postergado tanto, que estaba casi dejándolo en el olvido, al retomarlo tuve una experiencia increíble y enriquecedora, con personas tan guerreras y admirables con las que me sentí en la misma sintonia, aunque cada quien en su propio proyecto, el punto es que la experiencia me ubico no sólo en el aspecto laboral, de paso en lo personal, una revelación integral.

Ya de regreso a los kilómetros, más sana física, mental y de mi alma, llegó una publicación de una carrera en el Nevado de Toluca y en el mismo día de aquél épico día un año atrás; digo, ¿qué probabilidad puede haber que el mismo día un año después -6 de agosto de 2017- se programe una carrera en el mismo lugar que se partió tu alma un año atrás?..., no lo pensé demasiado y me dije... ¡De aquí soy!

Me sentí muy entusiasmada pero aún así lo tomé con relativa calma, pues tenía presente todo lo que ya había vivido, y aun cuando había descansado, era un reto considerable, finalmente, el Coloso es el "Coloso", a él como a el Maratón se le respeta, y aunque ya estaba entrenando, se perdió mucho en el periodo de descanso y me estaba costando mucho trabajo el recuperar, y el cuerpo ya comenzaba a mandar señales de que debía ser cautelosa, y más porque dos semanas anteriores había hecho el medio maratón de la cdmx con muy poco entrenamiento y me había quedado un malestar, por lo cual asistí al doctor y dos días antes de la carrera del Coloso me diagnosticaron cuadro tendinoso abdominal... ¡zaaz! 


Con la altura de Toluca, la continua subida en la cual va de por medio puro abdomen, aun así decidí hacerlo con la recomendación de la doctora y el terapeuta de hacerlo fajada y con mucha cautela, obvio, me costo uno y la mitad de otro lograrlo, pero lo logré. Descubrí que mi némesis es en las Antenas, cada que voy a hacer entrenamiento al coloso, esa parte invariablemente la sufro tremendo y esta vez no fue la excepción, fue ahí en donde platiqué más con Pachón.


Días después de la carrera me hice consciente de que la relación que tengo con el coloso de Toluca me recuerda mucho a la que tenía con Pachón. Quizá por eso cada que lo visito, es una odisea el conquistarlo. Aun cuando sé que puede ser posible el sufrir un poco, cada que hay entreno o ahora carrera me motiva tanto el ir. 


Finalmente lo volví a conquistar y conquistarme #comojijosno, sí, sufro un poco, pero, lo cierto es que en la vida, cualquier meta que valga la pena, eventualmente en algún pequeño o gran parte del camino sufrirás, y si no es así, quizá sea que esa meta no exigió lo suficiente, como para pelear hasta las entrañas contigo por conquistarte en ese reto ¿no?


Y así, días después, repasando y pensando en lo que viví, caí en la cuenta de la analogía Pachón-Coloso, ambos me retan tanto y a la vez me frustran, pero siempre, invariablemente sacan lo mejor de mí. Esta última ocasión en que lo visité, me ayudó a cerrar el círculo que era muy necesario soltar.



Y si he de seleccionar mi carrera del año, en definitiva fue esta, es la que más me sumó y ´restó´. 

Sumó: Tranquilidad, aprendizaje de mí, reconocer mis fortalezas, mi resistencia, mi resiliencia, libertad, agradecimiento, conciencia de mi ahora y reconciliación con mi pasado, aprendí
a viajar ligero.

´Restó´: lastres innecesarios, culpas y pesares.


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