lunes, 3 de noviembre de 2014

Lo que vi y descubrí en octubre mientras corro rumbo al reto (parte 2)

Después de lo genial que me sentí en septiembre y la primera mitad de octubre llegó un bajón ocasionado por mi impaciencia, esa última corrida de 12 kilómetros y bajando la velocidad media en los 5k me dejó la consecuencia de la molestia de la rodilla de nueva cuenta, el entreno de ese día de la emoción mal encausada estaba programado a un ritmo cómodo y no lo respeté, lo que siguió fue que tuve que descansar completo toda una semana, me preocupé pues comenzaban ya las distancias largas, correspondía dos semanas de 21 kilómetros una que no hice por lo anterior comentado y pues quizá lo que he venido aprendiendo y pasado con todo esto de las lesiones me ha dejado un callito en el ánimo y no me dejé caer, y menos después de que casi al final de esa semana yo con el ánimo entre sube y baja y un poco distraído por el trabajo, ya a punto de irme a cubrir un evento me salta la publicación de la fan page del Maratón Monterrey de una frase que envíe hace casi tres semanas anteriores, me levantó el ánimo tremendo.

Así que con los planes truncados pero con un nuevo aire decidí de cualquier forma irme al Bosque de Aragón de nuevo, solo que esta vez solo a caminar. Coincidía con el día mundial contra el cáncer de mama, y durante dos años he apoyado una caminata desde acá a una amiga bloggera Uruguaya que es muy activa en este tema, en esta ocasión no pude organizar algo con mis amigos con las otras ocasiones, pero aún así me puse mi playera rosa y me dispuse a cooperar aunque solo fuéramos mi parejita de vida y yo.
Le dimos dos vueltas al bosque y caminamos otros kilómetros más perdidos en él, tomados de la mano y bobeando por aquí y por allá, conocí rincones que nunca había visto.
Esculturas dentro del bosque
Más esculturas, hay muchas, pero estás son las que más me gustaron.

El lago también tiene su isleta pero muy descuidada :( pero aún así es bonita.
Los patitos

Ya en la semana siguiente me sentí mucho mejor y a paso muy conservador me dispuse a continuar con el entrenamiento de 6k, solo que en esta ocasión cambié el horario, me fui a mi pistita en la tarde y descubro que tiene nuevos habitantes, en cada arbusto está lleno de florecitas y en las vueltas que le di me acompañó un sol engañoso, que solo iluminaba pues el aire frío era más persistente y se hacía notar.
Florecitas y más florecistas.
De regreso a casa y el sol se despedía.
Con la seguridad de que me sentía mejor, pues a cubrir 11k que dictaba el programa y de nuevo en la pista saludando a mis compañeros de entreno. Decidí aplicar lo aprendido en las clases de yoga, es raro ver las miradas curiosas de las personas cuando te ven haciendo las poses de yoga y durante uno de los estiramientos me percaté que el sol tenía una casa de arcoiris.
Casita de arcoiris del sol
Y llegó el día de la siguiente distancia 21 kilómetros, animada y con cierto miedo de volver a recaer me dispuse a cumplirla, ya con la idea más real del paso que seguramente podré hacer en el reto, de hecho ya incluso con el plan estratégico del paso en el Maratón MTY, aplicando el método Osler cuando menos la primera mitad. Leo no me cree, pero es mi forma de organizar mi mente para que le mande las señales del trabajo al cuerpo. Ese día decidí probar el outfit completo, hacía frío, estaba algo nublado, llegamos más temprano que en otras ocasiones, pero no tanto, y aún se sentía frío y cuál va siendo nuestra sorpresa que se llevaba a cabo una carrera atlética (creo que la del policía o algo así) en el bosque, todos uniformados corriendo por la recién arreglada trotapista.
Decidimos esperar a que pasará el grueso de los corredores de la competencia, pues entorpeceríamos su carrera y nos presionarían con su ritmo. Caminamos hasta el kilómetro 0 por otra ruta interna, calentamos y nos preparamos. Apliqué de nuevo el método Osler, con mayor tiempo de trote y me sentí bien, el outfit me molestó un poco la playera, tendré que probarla de nuevo para decidir si sí la llevó o no, de nuevo el celular se paró antes de terminar la distancia, más o menos por el kilómetro 19, ya no pude tomar más fotos, me cansé bastante, sin embargo las piernas me respondieron bien, a paso lento pero aún confío que la magia del Maratón hará de las suyas ese día.

Ya en la semana me dispuse a cubrir el kilometraje de recuperación 5.5k, de nuevo a la pistita, corrí muy lento sin aplicar método, decidí correr a más bajo ritmo y hacer ejercicios de fuerza al final y  así fue. Al parar y comenzar a caminar me encontré una pequeña mariposa entre las flores, de inmediato tomé foto y la coqueta no se movió, permitiéndome hacerle varias tomas de cerca.
Mariposa coqueta
Otra más de la coquetona mariposa
Así concluí octubre, la siguiente distancia no pude cubrirla, creo que exageré en los ejercicios y la sentí de nuevo rara, en verdad lucho por no perder el ánimo y que me traicioné, aún persiste la garra por concluir ese reto y la firme convicción de que la magia del corazón y del Maratón me ayuden a concluirlo.

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