sábado, 4 de junio de 2011

Me dejé crecer las alas

Y me dejé crecer las alas,
tanto...
Que ahora ni fuerzas tengo
para agitarlas.

Afligida revelo que
de mi memoria de a poco,
va quedando en el camino
la forma de emprender el vuelo.
Cada vez más cerca
se devela la sombra
del ser que tanto temí ser.

Y el espíritu belicoso que al parecer,
ha comenzado a decrecer
de la lucha constante
que me empeciné en defender…

Le llamo, le busco, le grito,
con las fuerzas que aún quedan
en mi entrañable tesón,
más sin en cambio
se va extinguiendo la fuerza
que dominó en mi corazón.

En la lejanía
aún puedo escuchar
la voz que un día fui
y añoro sentir la brisa
que incitaba a la constante rebeldía.

Danzan burlonas e hirientes
las cuestiones de las que presumía
tener las réplicas…
Mientras las capturo de nuevo
Me ahogo en un mar de dudas.

¿De dónde tomo fuerzas ahora?
¿Cómo te enciendo de nuevo?
¿Dónde has quedado?
¿Por qué te has apagado?

¿Por qué me has abandonado?...

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