sábado, 4 de septiembre de 2010

¡¡¡ Shalalalá !!!

Me sorprende el increible nivel de intolerancia que tenemos los mexicanos, tanto como mi propia ingenuidad (nótese mi auto-benevolencia) al pensar que era posible que ya se hubiera alcanzado el tope en el afán de protagonismo de muchos. Me refiero al dedo “twitt” acusador sobre Aleks Syntek.

Cabe aclarar que este ejercicio no tiene la intención de defender el trabajo de Syntek, como tampoco desacreditar y prejuiciar a Twitter, simplemente se trata de mis reflexiones respecto a la responsabilidad que todos deberíamos tener al formar parte de una red social con alta influencia como medio trasmisor de información y de opinión. Esto me recuerda lo que dijo Tania Valladares en la entrevista con Adela Micha: “Nadie sabe el RT que tiene con un Twitt”.

Creo que es muy válida la opinión de cada uno, por claridosa y hasta mal intencionada que pueda ser, especialmente por que ejerces el derecho de libre expresión, yo en todo caso pondría la responsabilidad en el receptor, votaría por que se tome el tiempo necesario para digerir el twitt antes de darle un RT, corroborar y formarse un criterio, pero uno verdaderamente objetivo, sin influencia por el tema de moda, dejando a un lado el protagonismo, teniendo en cuenta el eco que pueda llegar a tener su opinión y muy especialmente la repercusión de índole personal de quien es el objeto de ésta.

Uno de los puntos que puedo reconocer en el cambio de partido político dominante en nuestro país, es parte de la libertad de expresión que adquirimos, todos somos objeto de crítica y aún más de “carrilla”, en especial con el humor que nos caracteriza como mexicanos, y aún con tal apertura, no dudo que algunos sufran represalias, pero en definitiva ya no es lo de antes y si las sufren, son por debajo del agua, pero aún así, todos tenemos voz y eso es invaluable. Esto mismo se vuelve un arma de doble filo, y me cuestiono: ¿Qué tan verdes o maduros estamos para la fuerza de la opinión y voz de las que ahora gozamos?

Ahora, independientemente de los dimes y diretes que se dieron con el shalalala de Syntek y que en ésta ocasión me han enganchado de nuevo para despotricar con los de opinión ligera y poco objetiva, les confieso que en especial me puede causar cierta molestia el que una gran parte de ellos lo tomen a broma y con el afán de protagonismo hiriente. La idea de este texto comenzó a rondarme el viernes pasado, viendo el tema de moda que corría en mí Time Line, despertó mi curiosidad y decidí escuchar la canción, me quedó claro que es solo una canción más del estilo del artista, sin grandes pretensiones, reflejando justo la frivolidad de la celebración del Bicentenario, misma que motiva otra serie de cuestionamientos: ¿Qué debemos celebrar? ¿Es digna una celebración como la que se avecina? ¿De verdad esa será la expectativa del Mexicano o solo es circo Romano?...

Puede que parezca toda una mata fiestas o la grinch del Bicentenario, pero debo reconocer que en mi muy particular punto de vista, me parece más circo romano que nada, puede ofenderme que nos traten como en la colonización, intentando apantallarnos con espejitos, o con las playas en la Ciudad de México, o con el gran espectáculo de luces del año pasado y que esta próxima celebración pinta para ser doblemente espectacular, para hacernos creer que pertenecemos a un mundo de gran modernidad, al que indudablemente pertenecemos pero en el último lugar.

Y volviendo al tema de la intolerancia me apunto en primer lugar, sí, soy una completa intolerante y criticona, y hago uso de mí derecho, pero ante todo con respeto y sin el ánimo de ofender a nadie en particular, que es la idea principal de este ejercicio.

Volviendo al tema musical del Bicentenario y la “carrilla” hacia Syntek, al ver el agravio descrito de uno que otro que exponía sus ideas un poco más claras, denota la ofensa que se respira con la canción y puede que sea justificada, pero de verdad… Me gustaría saber ¿qué es lo que significa el Bicentenario para México? o ¿Qué es lo que les gustaría de verdad escuchar en la canción? Si todos hiciéramos un ejercicio real de honestidad al contestar esto, yo creo que nada nos terminaría por complacer. Finalmente creo que eso es parte de lo fascinante del ser humano.

La intolerancia que a últimas fechas nos han caracterizado a los twitteros y que también nos ha valido el descrédito malintencionado de la red social, aún cuando ha colaborado en grandes momentos del mundo y ha sido una plataforma de gran apoyo a la comunicación y precisamente justo en los momentos en que a los medios convencionales los han rebasado las circunstancias.

Esta colaboración conjunta, es precisamente la que me hace pensar, ha sido motivo para que algunas personas se tomen más importancia de la que realmente tienen, y pierdan objetividad. Sí que se ha apoyado, pero seamos realistas y no despeguemos los pies de la tierra ¿no?.. ¿Se han dado cuenta lo fácil que es para todos caer en ese juego de empoderamiento?

Y bueno, creo que es parte de la naturaleza humana y más si se es de México, el de inmediato encontrarle el lado lúdico ya que la picardía nos caracteriza, así como hace una semana le tocó a Syntek, hace unos meses a Lisette Farah, en ésta semana tuvimos la segunda Miss Universo, la bella Jimena Navarrete que tampoco se salvó, aún cuando nos trae una corona, no falta el chistoso que se va por el sentido ofensivo a mí género (¡pff! Eso amerita un escrito exclusivo al tema), y así a muchos personajes públicos o personajes hechos públicos por las circunstancias.

Me gustaría reiterar sobre el tema de la responsabilidad que tenemos al pertenecer a una red social que viene cambiando la manera de comunicarnos, de recibir y dar información, y como tal tratar de comportarnos a la altura y no desacreditarnos, o darles armas a aquellos que no nos reconocen, y no utilizar esta red para sacar nuestras frustraciones reprimidas haciendo uso del personaje público para ofenderlo o desahogarnos por medio de él, es necesario y completamente sano expresar la opinión, pero con bases y no a título personal del personaje en turno.

Ésta es la tercera colaboración a un proyecto a la que fui invitada.




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