lunes, 8 de septiembre de 2014

El que debió de ser mi segundo encuentro conmigo misma

Y la fiesta reina del atletismo de la Ciudad de México por fin llegó con la segunda edición de la renovada administración del MCM. Y yo por más que le eché ganitas, por más que me quedé quietecita, por más que me apliqué en mi rehabilitación, por más que religiosamente asistí a mis terapias e hice todo lo que me dijo la terapeuta y quiropráctico, bueno ya casi me iba a bailar al señor de Chalmita y apadrinaba a mi hermano para ofrecerlo como ofrenda y me hiciera el milagrito de curar mi patita para la cita pendiente de ese tan esperado segundo encuentro conmigo misma. Pues no, nomás no se pudo y el tiempo llegó y el plazo se cumplió y la condenada pata de apenas quedó, y el tiempo no alcanzó para poder prepararme. De no ser porque ya tenía el compromiso con el BBtuti y el Maratón de Monterrey me lo aventaba así, sin miedo y haciéndolo al tiempo que me llevará, no me importaba con tal de cumplir esa cita conmigo de nueva cuenta.

Y bueno, no queda de otra más que lidiar con uno mismo y asimilar lo que dice el dicho, por algo pasan las cosas. Y en el inter en que me caía el veinte, pues... me entristecí hartó, me enojé, me frustré, me mal vibré solita, me tranquilicé, me resigné, me di mis "caques", me alenté, vi salir el sol y finalmente decidí disfrutar de la fiesta. 

Se suponía que yo correría el Maratón y el BBtuti me esperaría en algún punto para apoyarme a terminarlo, ¡ja! pero como bien dice otro dicho, ¿quieres hacer reír a Dios? ¡Cuéntale tus planes!, y bien que se habrá reído el condenado Chuchito (así de buena ondita nos llevamos él y yo), A fin de cuentas Leo corrió completo el maratón (sufrió, pero lo acabó) y yo me quede como el chinito, bueno, solo a partir del kilómetro 20 aproximadamente, que fue en donde acordamos él y yo.

Y la fiesta comenzó el primer día de entrega de paquetes (28 de agosto), llegamos tranquilos a recogerlo, cuál va siendo mi sorpresa, que esta ocasión estuvo por mucho muy mejorada la logística de la entrega, la expo más vasta, un poco atropellada de gente (era de esperarse), pero la entrega de los número bastante ágil y eficaz, al llegar temprano no tuve problema alguno con mi talla, por cierto, la playera muy bonita (me gustó más que la del año pasado), bobeamos por aquí y por allá, nos embelesamos con las medallas de Tokio, Grecia y Bostón de la expo maratón, nos perdimos cada quién por su lado un rato, me encontré con los siempre felices y llenos de buena vibra súper SA&TO, encontré por fin de nuevo a Leo y nos volvimos a encontrar a Saramaria y al buen Perro Toño, aprovechamos para tomarnos las fotitos del recuerdo, nos colamos en otras; nos probamos lentes y aprovechamos la oferta; me la pasé un buen rato buscando mi nombre en la pantalla con mis datos y un grupo de harto entusiastas corredores no me permitieron tomar la foto, pues cada vez que salia mi nombre se emocionaban y se atravesaban (¡chale! ja), ya de salida vimos el póster de corredores y nos tomamos la foto.
Ya contentos y satisfechos decidimos caminar hasta la pizzería para nuestra carga de carbos.
Y así nos dispusimos a esperar pacientemente el gran día.

En esta ocasión decidí aventurarme sola el arribo a la fiesta, pues comenzaría entre 1:30 o 2:00 horas después del disparo de salida, ya que había decidido conservar mi número y solo correr entre 23 y 24 kilómetros del reto, no quise lastimar más mi rodilla y tobillo, así que muy a mi pesar aplicaría el "controvertido método de Madrazo" y esta distancia marcaría el inicio de preparación rumbo al reto del 14 de diciembre. Visualicé el kilómetro que mejor se ajustaría donde me integraría a la ruta. Había también decidido aplicar el método Osler, para también no cargar tanto el trabajo a mis recién recuperadas piernas, así que pensando que mi paso sería muy lento, "estimé" que el buen ritmo que le veía a Leo le sería suficiente para que me alcanzará y una vez que lo hiciera, no pararía yo de correr, apoyándolo así a terminar mejor el Maratón. Sin embargo, somos una birria en la logísitca, ja ja, no nos salió del todo o de nada el plan.

No sé cómo se sintió Leo con mi ausencia, yo lo extrañé harto, estaba más que sensible y sumamente emocional por mi regreso a la corrida, aunque ya había tenido tres entrenamientos previos y me daba la confianza de que podría con el kilometraje meta. Descansé bien el sábado, procuré comer bien, no caminé, me la pasé echada, mi outfit  ya lo tenía listo dos días antes, todo tenía listo. Me percaté que el sábado comenzó a cambiar el clima en la tarde e imaginé que estaría fresco, más no como en realidad estuvo. Dormí poco en realidad, la emoción no me permitió conciliar por completo el sueño, pero aun así me sentía bien.
Me levanté temprano a prepararme, de cualquier forma ya no toleraba la cama, la ansiedad y la adrenalina me embargaban. Me bañé, me alisté, no quise desayunar, no tenía hambre, así que en el camino me comí una de las barritas y los frutos secos, tomé parte de gatorade que nos dieron (no me cayó del todo bien). Mi hermano me tomó una foto y luego me la envío ya arreglada, antes de irme pasé de nuevo al baño (por si las dudas), me acercaron lo más posible a la ruta del maratón (metro tacuba) y de ahí me trasladaría por metro. En el camino se veía la lluvia desde lo lejos, y conforme me acercaba más a la ciudad arreciaba la lluvia, al parecer era un día un tanto atípico para el evento de tal envergadura.

Llegué al kilómetro de la cita, en el camino me fui tranquilizando, y en la salida del metro se me acerco una corredora, Paty, que también por lesión no lo correría completo, decidimos iniciar juntas y al ritmo que cada quien pudiera aguantar. En cuanto salí del metro de inmediato le hablé al BBtuti para ver por cuál kilómetro andaría (en el kilómetro nueve) y avisarle que ya llegué y tuviera presente que en un rato más comenzaría nuestro "plan maestro" -¡ja!-. Calentamos un poco agazapadas del agua, pues aún llovía, no con la intensidad que comentan del inicio de la fiesta, pero sí nos mojamos un poco, en lo que nos preparábamos y en buscar el tapete del 20 k hicimos algo de tiempo y también mojé mis pies y tenis en un buen charco, sin embargo, el tiempo que hicimos no fue el suficiente para el plan. Eché a andar endomondo para registrar el entrenamiento, está vez rápido capto el gps. Sin pensarla más Paty y yo iniciamos la aventura, yo con mi pasitito inicial y para no quitar vía de paso a los corredores de buen ritmo decidí colocarme justo atrás de ella, llegamos a la entrada del Bosque de Chapultepc y el tapete de los 21 k, ya de ahí nos fuimos juntas y esa zona que tanto me angustia, la corrí acompañada, entre pláticas y brincando charcos se me fue de volada, cuando llegamos a la enorme laguna decimos rodear por el pasto que aun lo encontramos en mejores condiciones, llegamos a Reforma y tal como había decidido con el plan Osler, aunque no en el minuto exacto que se me paso por ir platicando, así que le avisé a Paty, comienzo a caminar, y ella se siguió trotando, caminé cinco minutos, y de nuevo comencé a trotar, y casi en seguida encontré a Félix tomando fotos para Power run lo saludé y me regaló una bonita foto -¡Muchas gracias!-.

Me sentía bien del tobillo y la rodilla, eso me daba confianza, mas sin en cambio comencé a sentir la falta de entrenamiento, prácticamente desde Tajín no había podido entrenar en forma, era muy intermitente mi entrenamiento y paré en definitiva casi tres meses, lo bueno es que llegué en seguida a la zona prometida de las grandes porras (La condesa) y obvio me alentaron mucho, dentro de esa misma zona caminé de nuevo otros cinco minutos, sí comí plátano y gomitas que ofrecían y justo antes de llegar a Nuevo León, en una de las estaciones de las lindas personas que apoyaban me detuve a tomar agua, al menos eso creí yo, pero resulta que era refresco, imagino que eso fue lo me cayó mal y me provocó el dolor de caballo tremendo que se convirtió después en calambre por más de dos y pico kilómetros, eso fue un suplicio total, por más que me picaba y respiraba cedía un poco y regresaba más fuerte, se hizo más intenso después del 40 k, tuve que parar cerca de tres minutos y caminar otros tres, aun cuando ya había alcanzado de nuevo a mi nueva amiga corredora Paty ya llevaba el dolor y no pude continuar el paso por el dolor. Ya en Insurgentes, esperaba ver de nuevo a mis padres, pero llegaron después de que yo pasará, también busqué a la familia de Leo y también llegaron después de que yo pasará, a decir verdad, me tranquilizó no verlos, pues ya traía el dolor clavado y sentía el cansancio, pues sería mi mayor distancia después de la G15.

Recuerdo perfecto el año pasado que no sentía las subidas, en especial esa que está un poco antes del estadio, yo iba tan emocionada y motivada que de verdad que no la sentí, y a comparación de hoy, me pareció muy pesada, me costó tanto trabajo y las pantorrillas las sentía súper calientes, ya sentía la amenaza de calambres, los últimos dos kilómetros los troté más por orgullo que por nada, ya en el área del estacionamiento del estadio me regreso el dolor del caballo, que la magia surgió en cuanto entras a la alfombra roja de tartán, dejé de sentir molestias, cerré a lo más que podía, busqué la mejor zona para mi foto, sin embargo sí me taparon un poco. Independientemente de todas las contrariedades cumplí con mi meta, me sentí feliz, y me motivó mucho lo que pude correr después de la lesión, y bueno, los estragos del esfuerzo y la falta de tiempo para entrenar mejor, me dejó las pantorrillas y vientre casi acalambrados, además de una pequeña molestia en un dedo debido a los charcos, fui a servicio médico y me la atendieron, nada grave afortunadamente.

Saliendo de servicio médico, alcancé a ver mi compañero de entreno de la pistita a la que voy, lo saludé y nos tomamos la foto del recuerdo, está vez a él le fue genial pues logró nuevo RP bajando de las cuatro horas a la prueba reina ¡Felicidades Vic! A mi amiga Paty ya no la vi.

Salí del área de recuperación y tuve que esperar el arribo del BBtuti cerca de hora y media, nuestro plan maestro no funcionó, comencé antes temiendo que mi paso fuera  de súper tortuga y no fue así, así mismo esperaba que Leo tuviera mejor paso y tampoco fue así, por lo mismo nunca nos pudimos ver y la idea de apoyarlo pues no se pudo aplicar ¡ja! Y bueno ambos terminamos nuestros objetivos, los sufrimos y disfrutamos y ya resignados y contentos nos fuimos a comer con su familia, y después a descansar a casa. Con la total seguridad de que a ambos nos irá genial en Monterrey.



P.D. Mil... no ¿qué mil? ¡¡Un MILLÓN de GRACIAS!! a todas esas lindas personas, familiares de demás corredores, colegas corredores, miembros de grupos, los de los restaurantes que se agruparon a todo lo largo de la ruta del Maratón, para darte dulces, fruta, refresco, cerveza, coca, gatorade, pero sobre todo brindarte una palabra de aliento, un consejo al verte sufrir o bajar tu paso, por su generosidad de darnos toda esa hermosa vibra.

¡¡¡GRACIAS TOTALES!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario