viernes, 23 de septiembre de 2011

Nostalgia de lo que fue y no fue

Aún tengo presentes esos ojos oscuros, tupidos de largas pestañas, coquetos y amables; lo cierto es que jamás imaginé conocerlo de aquella forma y aún me queda la duda de si fue real o creado en la imaginación aventurera, también es curiosa la forma en que el tiempo, casualidad o destino funciona o maniobra la vida para distraernos de la pasajera agonía, yo estaba huyendo de tu propuesta, que me había tomado por sorpresa e intencionalmente cambié mi ruta, para encontrarte e increíblemente la ruta me llevó a toparme con esos ojos.

Y así fue, lo que fue o quizá no fue; llegó el segundo día de las vacaciones solitarias, y coincidimos en la misma ruta de mi extravío, me auxilió y sin percatarnos transcurrió el día entero, de esos días largos y cortos a la vez, llenos de anécdotas y datos inconclusos, de caminatas largas, miradas cortas y risas prolongadas, así nos fuimos mezclando entre los que nos rodeaban.

Curioso es que nuestras fotografías se hayan velado y que no haya un sólo rastro de su existencia, sólo quedó su amable esencia y la promesa de encontrarnos en aquella cafetería, paciente lo espere por un largo rato, hasta que desperté de mi letargo, dudosa de la realidad salí de ese lugar y no lo volví a ver jamás.

Lo cierto es que aún lo siento tan real como aquél día, y quedará inconclusa la aventura de su compañía, sólo con la esencia que dejó en mi memoria y con el banal orgullo de haberle dejado la mía...

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