sábado, 18 de septiembre de 2010

La Tazita en el Balcón... "Un grito errado de Libertad"

http://www.flickr.com/photos/radio2010imer/4997092506/ 
Solo cuando era niña festejábamos en la familia “La Noche Mexicana” y era porque mí abuelita Alicia aún estaba con nosotros, era alguien completamente sociable y tenía la cualidad de convocar y organizar para que colaborarán todos los vecinos a las festividades como esa noche, en realidad poco recuerdo, yo aún era una niña de 7 años antes de que ella partiera, yo era sociable y visionuda, pero muy controlada, así que nunca se me permitió participar de los clásicos juegos de cuetes con toda la chiquillada, no puedo decir que si se me hubiesen permitido lo hubiera gozado, ciertamente nunca me llamaron la atención, así que no protesté de no participar en esos juegos, sí recuerdo que me ponían nerviosa y nunca le encontré el gran chiste al ver cómo explotaban o salían volando…

Cuando mi abuelita nos dejó, mí tío favorito se caso, nosotros nos mudamos y comenzamos a hacer nuestro propio ritual de festejo, o sea ninguno en especial, cosa rara, ya que mi padre le encanta el relajo de reuniones.

Ya en la adolescencia comencé a asistir a las clásicas reuniones de “Fiestas Mexicanas” que nada tienen de mexicanas, pues eran solo el pretexto para convivir y ligar.

Algunos años después fui invitada por unos amigos a ir al Zócalo de la Ciudad de México a dar el grito, mi hermano y yo compartíamos los amigos, así que acudimos los dos con ellos, además de que solo así se me permitió asistir; ese día comenzó a llover temprano, ya íbamos en camino cuando se dejó sentir la llovizna, nos fuimos en trasporte público, camión y metro, caminamos por las calles cerradas hasta llegar a la entrada del zócalo, nos revisaron y entramos, en todo ese trayecto, ya me comenzaba a sentir incómoda…

Puede que sea una chocosa de lo peor, siendo honesta me gusta el bullicio, pero solo cierto bullicio já!! El que percibí en esa ocasión no me agradó del todo, sentía hostilidad y transgresión, ahora que lo recuerdo, me imagino que llevaba una cara de susto que se percibía aún a cierta distancia, aún no llegábamos al acceso, cuando veo venir el primer huevo lleno de harina, el cual pude esquivar, la inocente de mí, creyó que estaría a salvo una vez accediendo a la plancha del zócalo, pero oh! Sorpresa, estaba más denso el ambiente, recorrimos toda la explanada en busca de nuestros amigos, aún no había celular, con tan buena suerte que los encontramos, ya íbamos algo húmedos debido a la llovizna y cubiertos con una masa blanca “chiclosa” adornada de confeti en nuestras ropa y cabello…

Sí, puedo decir que esa ha sido la peor fiesta Mexicana que he vivido! En el proceso de la búsqueda de mis amigos todo tipo o tipa que nos cruzábamos nos tiraban huevos de harina y confeti, llámenme “fresa” pero también permítanme llamarles “nacos”, hoy lo recuerdo y si alguien se atreviese hacérmelo de nuevo antes lo fulmino con la mirada y si se atreven no se la acaban. ¿Acaso seré una “naca” ahora yo?... No lo sé, de hecho debo confesar que me puede molestar esos calificativos, sin embargo, esa noche nos venían a la perfección.

La travesía de regreso a casa fue igualmente pesada, yo incómoda y molesta por la transgresión a mi persona, y temerosa porque nos encontrábamos gente imprudente con niños jugando con cuetes, un chiquitín de 3 o 4 años soltó uno (es el colmo que no visualicen el riesgo los padres) el cual me paso a escasos centímetros de mi cabeza, mi hermano le dice al padre: “Oiga, ¡Tenga cuidado! por poco y nos quema” no termino de decir la frase, cuando el tipo le suelta un puñetazo, alegando que: “Era la obligación de los niños festejar” Eso fue el colmo de la noche, yo solo corrí a llamar una patrulla que alcancé a ver en la calle para ayudar a mi hermano, obvio nos ignoraron, ya no quisimos hacer nada, solo queríamos regresar a casa, éramos tan solo un par de chamacos de 17 y 16 años, solos en la noche, golpeados, decorados y completamente transgredida y mallugada nuestra libertad de festejar…

Esa experiencia me hace preferir quedarme en casa festejando a mí manera, es triste ver como algunos confunden muy convenientemente su “Noche Libre” Es tan sencillo como festejar y sentirnos orgullosos y felices de ser libres y soberanos, pero no libres para “fregar” al prójimo, y menos para comportarnos como unos bárbaros anárquicos, no todos claro, pero sí una gran mayoría, algunos alegan haciendo uso de sus derechos, pero “sus derechos terminan donde comienzan los míos” así de simple…


Esta es una invitación de
 @cafeenelbalcon 
para su blog

1 comentario:

  1. en mi familia siempre hemos festejado la noche del grito con una gran cena que realmente disfruto, ya sabes!! no falta el pozole, los tamales, las enchiladas, el tequila, rompope, las aguas frescas y todo tipo de botanas, aunque no hacemos baile porque la casa es pequeña.. pero nunca falta la conversación. Nunca he estado en el DF por esos días así que la gran fiesta del zócalo pues es algo como muy lejano que únicamente he visto por TV :)

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