sábado, 30 de junio de 2018

Nostalgia de un viejo amor

El autoanálisis es un trabajo tan duro y que debiera ser tan continuo, que muchas veces lo postergamos por el miedo de enfrentarnos a nuestra realidad, por lo desgastante que es en la parte emocional y porque la mayoría de las veces nos conformamos con la realidad actual.

Esto me queda tan claro, ahora que he hecho el cierre de mi anterior relación, liberé muchos pensamientos y sentimientos que tenía reprimidos porque era más sencillo callar y continuar con la mediana vida que estaba manteniendo. ¡Qué triste! 

Hoy, mantengo un conflicto conmigo, que intento sanar. Me traicione, y eso me está deteniendo el sanar más rápido y me resta energía. Cuando inicié con él, me creí que estaba fuerte y lista para mantener una relación, y no, y menos con alguien más inmaduro que yo. Aún traía conflictos anteriores, que se evidenciaron justo en el momento en que él me traicionó, ese momento tenía claro lo que tenía que hacer, y no lo hice, pesó más lo que los demás pensarán de mí. Y me fue más fácil permitirle que decidiera él por mí, por ahora trabajo en mi perdón, creo que es un avance el reconocer mi responsabilidad, pero tengo un camino que espero no sea tan largo para poder sanar.

Una platica muy profunda que tuve recientemente y en donde desnudé mi alma, me di cuenta de mis inseguridades y que ese temor que me dejó ese viejo amor de hace 13 años, aún persiste y duele, duele mucho. Hoy más que nunca tengo tantas ganas de volverlo a ver, no sé por qué, ya no es que sienta que aún lo amo, pero tengo nostalgia de lo que él me aportaba.

Hoy a ese viejo amor le he perdido la pista, en cuanto terminó mi relación con Leonardo, de inmediato lo busqué, en ese momento necesitaba lo que él solo me sabe dar. Creo que el destino me lo ha escondido porque sabe la manera en que me derrito en cuanto lo tengo enfrente, siempre me he preguntado qué es lo que él me dio, que junto a él el tiempo se para. Recuerdo que siempre puse en tela de juicio el tema de "Amor a primera vista" sin embargo con Juan Carlos me pasó, me enganché con él desde esa primera vez, y por curioso que parezca, él y yo nunca estuvimos juntos de forma sexual, fue un poquito más que un amor platónico. Amaba la forma en que me veía, en que tomaba mi mano, su forma de besar, su olor, el reflejarme en sus ojos tan lindos, amaba que me escuchara y pusiera atención y me sorprendiera dando detalles de pláticas de tiempo atrás, amaba que creyera en mí y me viera como alguien fuerte y determinante, amaba que me respetara, respetaba su enorme sinceridad, amaba cuando me decía Bombón rudo, amaba cuando me buscaba y me dijera no te quiero perder porque te quiero un chingo...

En el año en que Leonardo y yo comenzamos a vivir juntos, él (Juan Carlos) me busco, coincidimos y no logro recordar en dónde o cómo, el punto fue que platicamos mucho, me deseo suerte y felicidad, ojalá me hubiera sincerado con él y le hubiera platicado la realidad de cómo comenzaba la nueva etapa de vida, me hubiera dicho la realidad como solía hacerlo y yo no me habría clavado en este periodo (los últimos tres años) que significó un cierto retroceso en mi vida.

No es que desee algo con él, igual y por fin ya se dejó atrapar, y ese dolor que él no lograba sanar y no le permitía avanzar, quizá ya lo soltó y está con alguien que lo merezca y lo haga feliz. Quizá no es para mí, y no es que lo quiera para mí, es solo, justo como ya lo dije, tengo una increíble nostalgia del amor que tuvimos en nuestro tiempo. 

En puntos de quiebre, de verdad que son inevitables las comparaciones y valoraciones, y ese increíble año y medio que estuvimos juntos Juan Carlos y yo, hacen que duelan más los seis años con Leonardo. Y me queda clarísimo todo lo que tengo que trabajar por perdonarme, finalmente él es quién es (Leonardo) y sus demonios tendrá que afrontarlos (si finalmente se aventura a afrontarse a sí mismo, si no seguirá en su mismo patrón), por mi parte, me queda el deber de cuidarme y procurarme y así será.

No hay comentarios:

Publicar un comentario