jueves, 4 de junio de 2015

La mejor versión de mí.

Hace unos meses que compartí mi foto del drama de llegar a la meta del maratón de Monterrey, obvio tuve muchas felicitaciones y apoyo -de hecho todos- pero hubo un comentario en especial que me hizo click refiriéndose a que cuando regrese del descanso ya "lo tome en serio", y me hizo cuestionarme el por qué corro y si de verdad el correr es para tomarse en serio, digo, no vivo de ello, el comenzar hacerlo me cambio la perspectiva de vida no la vida en sí, al modificar tu actitud por ende cambia la vida, esto fue más en concreto después de hacer mi segundo fallido maratón

Y fue precisamente después de ese evento que cambio mi forma de sentir y entrenar al correr, valoré mucho lo que soy, lo que puedo y lo que aun no puedo, me acepté con mis limitaciones y me comprometí conmigo misma a sobreponerme a estas, con paciencia, respeto a mí misma y disciplina.

Esto no quiere decir que se conforme uno, nada qué ver, reconozco que como me dice mi hermano, soy una atleta tardía, pues comencé después de los 35 años a practicar deporte en forma. Antes era indisciplinada, salvo el ballet en mi niñez. Aún así, siempre el reto está presente y es conmigo misma, pues me queda claro que el mayor y más cruel rival que tengo soy yo. He dejado de llevarme por las expectativas de otras personas, las importantes son las mías y por esas trabajo ahora y en cualquier ámbito de mi vida, el cambio estaba desde antes sin embargo desde que comencé a correr es más determinante.

Haciendo memoria, toda mi vida he corrido, digo, siempre fui la niña activa que prefería andar corriendo como "chiva loca" -decía mi madre- a estar sentada jugando a la casita, comidita o con muñecas, esa fui yo. Lo cierto es que nunca lo hice con la disciplina que le he puesto desde hace casi cuatro años.

En la universidad comencé a correr por el puro gusto en la pista del deportivo de enfrente, y me invitaron al equipo de atletismo y ni así, en ese entonces, tomé el reto como ahora. Sólo el foot ball americano me reto y me hizo darme cuenta de lo mucho que puedo hacer, me divertí mucho en el tiempo en que estuve ahí, sin embargo, también me mostró que me ayudó a sacar cosas buenas pero también las peores cosas de mí, más al encontrarme con personas y situaciones que lejos de aportarme algo positivo era todo lo contrario. Simplemente me di cuenta que mi tiempo ahí había acabado, tenía que encontrarme a mí y lo logré al comenzar a correr.

Inicié corriendo porque me gustaba la sensación del aire acariciando mi rostro caliente y enrojecido por el esfuerzo, por lograr aislarme del mundo en esos momentos y sumirme en mis pensamientos. Hoy sigo disfrutando enormemente esos momentos y más aún sigo descubriendo más...

... Hoy descubro que corro porque me gusta la persona en que me convierte cada vez que me planteo un reto, y mi mente comienza a maquinar la forma en que podré llevarlo a cabo, amo la persona que descubro en el proceso de conquistarme de nuevo, de dominar mis miedos, controlar y encausar mis pasiones por volar con los pies. Cada uno -mis sueños-retos-, desde que inicié con esta forma de vida, se han sumado a uno de los momentos de mayor felicidad por el simple hecho de que los logro, y eso significa que cada una de esas veces ha ganado la mejor versión de mí.


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