Creo que este año escribí menos de lo que había planeado, pero también a mi parecer escribí lo más conciso que mi conciencia me exigía, experimenté con letras bañadas de mis más profundos sentimientos, quizá esa fue una de las razones por las que no me fue tan necesaria la liberación continua de ellas, quiero pensar que mi yo interno, ese que en ocasiones me atormentaba tanto y que hacía que todo el tiempo sintiera un tremendo nudo en el pecho obligándome a ahogarme en mi llanto reprimido -mi tonta manía de aparentar ser fuerte-, de alguna forma abrí la jaula para liberar esos cardenales revoltosos que me picoteaban y estremecían el corazón lleno de recuerdos, remordimientos y tontas culpas -al menos los que más me lastimaban- simplemente me deje llevar a lo que se me antojaba hacer y encontré el desfogue físico y espiritual para comenzar a sanar, reconocerme y permitirme dejar crecer las alas...
Y sí, aún sigo aquí,
y desde afuera
puedo ver lo que fui
tan horrible como tú
viendo los reales colores
que nuevamente brillarán.
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