sábado, 18 de febrero de 2012

EQUILIBRIO

Llevo cerca de 10 años corriendo o quizá un poco más, lo cierto es que nunca fui muy constante en ninguna actividad física -ni siquiera el ballet-; mientras estaba en la universidad aprovechaba un tiempo libre que tenía entre mis horarios de clases para ir a correr a la pista del deportivo de enfrente, era todo un caso, pues me cargaba mi ropa y zapatos deportivos más los libros, equipo y trabajos de la carrera, así que cada día parecía que me mudaba.

Comencé más por querer "apantallar" a mis amigos, siempre corrí rápido en cualquier juego, pero ¡oh sorpresa! Resultó que me gustó mucho, aún así, no fue lo suficiente como para disciplinarme y aceptar la invitación del equipo de atletismo de la universidad -Sí, lo sé, fui una cobarde- lo cierto es que me peso el reto, no tenía idea de lo que era capaz.

Así me la llevé por varios años de inconstancia, un tiempo corriendo y un mucho descansando por flojera o por alguna lesión ocasionada por mi desorden y mala técnica. Aún cuando era indisciplinada, entre la juventud que logra hacer (casi) todo, logré tener una buena condición física y ritmo al correr, debido a un periodo en el que me apliqué bastante bien.

Después fui invitada a practicar un deporte -football flag- y tampoco quise tomar ese reto. Y seguí corriendo de forma intermitente e increíblemente lograba más condición y capacidad, a pesar de lo poco aplicada.

Un día, en mi negocio, de esos en el que la clientela brillaba por su ausencia y yo con el tiempo y tranquilidad para ponerle la suficiente atención al radio que trasmitían una entrevista  a un par de corredoras veteranas mexicanas -dicho esto con todo respeto, pero sobre todo admiración-, resulta que a éste par de intrépidas mujeres les gustaba participar en carreras exóticas, en la entrevista platicaban su reciente experiencia, regresaban de China en donde corrieron en la Gran Muralla, explicaban la forma en que habían iniciado con la practica de las carreras ya siendo adultas jóvenes (aproximadamente 30 y pico años) y ese fue el detonante de la idea de carreras.

Por ese tiempo me era casi imposible practicar deporte, que siendo honesta sólo era cuestión quizá de levantarme 2 hrs. antes e ir a correr, pero bueno, pretextos sobran cuando en realidad no tienes la certeza  y pasión de hacer algo; tiempo después cerré mi negocio y comencé a trabajar desde mi casa, así que mi tiempo comenzó a ser muy accesible e inicié nuevamente con el trote, sólo que mi técnica aún no estaba corregida y  me continuaba lesionando, hasta que tuve una muy fuerte en mi tobillo izquierdo, que me incapacito por casi 6 meses.

Poco tiempo después uno de mis hermanos decidió iniciar con el equipo femenil de football americano en modalidad flag  "Las Coyoniñas"; el equipo fue creado para la novia de turno de él y para mí. Miedosa nuevamente, pero con la promesa de que me ayudarían para corregir mi técnica y apoyarme con ejercicios de fuerza, así que acepté el reto, además de que tenía en mira comenzar a correr en carreras atléticas, mi máximo en aquel entonces era 5 kms. y después 10 kms. -me parecían distancias increíbles-.

Lo siguiente fueron más temporadas de práctica del deporte -que por cierto también me encantó, pero nada iguala al correr- por la diferencia de éste también había lesiones pero ésta experiencia me dio un despertar al reconocimiento de mis capacidades físicas y de carácter de las cuales no tenía la menor idea.

Después de darle vueltas entre el deporte y animarme a inscribirme a la primer carrera, sin pensarlo tanto me inscribí a la primera en el mes de octubre,  seleccioné una que a mi criterio sería fácil -ja, no tenía idea- me pareció interesante la ruta que describían todos en sus experiencias pasadas y sin pensarlo más un día me dirigí a la tienda para comprar mi lugar.

Aún recuerdo la sensación de ansiedad en la semana anterior a la carrera, veía comentarios y vídeos y lloraba de emoción, estaba sumamente nerviosa, tensa y muuy pero muuy feliz, finalmente llego el día, poco pude dormir, concilié el sueño hasta las 3:00 am para despertarme a las 5:30 am meterme a bañar, prepararme y desayunar algo antes de irme, en el trayecto me ardían los ojos y el corazón...

Llegué, y comencé a seguir a la gente con sus playeras de la carrera, -no tenía idea de cómo funcionaba todo- encontré la rampa en la que nos habían indicado que sería el acceso, el corazón me estallaba y sentía ganas de llorar, finalmente subí al segundo piso del Periférico, aún estaba obscuro y se anunciaba un tímido rayo de luz.

Preferí dejar cargas extras, mi "cangurera" con mi celular -de lo cual me arrepentí mucho- no pude tomar ni una foto, comencé a curiosear por aquí y por allá, aún había tiempo, vi dónde me tocaba salir y después comencé a calentar con estiramientos y observando a la gente, había muchos que parecían estar muy contentos, algunos en conjunto divertidos platicando, otros muy concentrados ya trotando, otros ensimismados en sus pensamientos y su música; comencé a buscar lugar para la salida, ya instalada para la salida pude ver el amanecer entre los edificios de la ciudad... ¡¡Me emocioné de nuevo!!

A lo lejos se escuchaba la voz del animador, por curiosear tanto quedé algo retirada de la salida, pero no importaba, por fin lo haría... De repente se comenzaron a escuchar gritos y aplausos y comenzamos a avanzar, a lo lejos veía cada vez más cerca el templete y el reloj electrónico que anunciaba la salida, lo pasé comenzando a trotar muy ligero, había gente que se quedaba y tenía que rebasar, unos iban en conjunto platicando y tomando fotos, alcancé a ver gente de los edificios del rededor que se asomaban para saludar y echar porras, me dí el lujo de posar para una foto -ja, se vale ¿no?- conforme avanzaba más me di cuenta que no era la ruta fácil que pensé, estaba llena de pendientes, en el kilómetro 3 la sentí muy pesada, pero me animé interiormente -"Mente domina cuerpo" mi mantra- y así vi gente relajada, entregada, digna de admiración, recuerdo una señora de alrededor de 60 años fuertísima y con un ritmo impresionante -cabe mencionar que: me rebasó al final y me gano por segundos-. Faltando 1 km. para la meta me crucé con un señor ya mayor, yo calculo que alrededor de los 70 años, corriendo y apoyándose con bastones, después me enteré que corrió 10 kms sin tomar nada de agua, y todo el tiempo acompañado de paramédicos, por precaución, lo vi bajar de la rampa muy contento y con los brazos en alto y su familia aplaudiendole. Logré llegar a la meta con la energía suficiente para dar un cierre de velocidad de 150 mts. rebasando gente y sonriente...
Lo logré... 
Eso hace sentirme orgullosa y con hambre de más de ese cúmulo de sensaciones que golpea mi alma con emociones y dentro de todas la que más domina es: Paz interior suficiente para la reflexión de mi propia vida y el entorno, la oportunidad de estar con mis más profundos sentimientos y pensamientos y lograr reconciliarme y reconocer el ser que SOY, sin darme cuenta pasé la barrera en la que los kilómetros -aún pocos, porque voy por más- fluyen y dejan de ser eternos para comenzar a coexistir y dar paso a mi bienestar -Equilibrio físico y emocional-.

No hay comentarios:

Publicar un comentario